martes, 5 de abril de 2011

La Babilonia demócrata



El viejo reino no tiene gobierno. Las sanguijuelas trajeadas se afanan en consolidar la apatía, negociándola y convirtiéndola en objeto de culto durante más de doscientas jornadas, algunas vidas no duran tanto, algo que no preocupa en el viejo reino.

Enfocamos nuestra atención cada vez más arriba, clamando por respuestas y en nuestras manos vacías cae lo que nos hemos ganado, un vomito espeso salido de un empacho egoísta y voraz.

Para mantenernos atentos surge el fantasma de los reyes pasados como marionetas agitadas por sus herederos. Lo niegan pero se les llena la boca de saliva codiciosa en recuerdo del trono y el cetro.

Donde dicen tener su ejemplo de unión la variedad rompe las estructuras. Miran abochornados la Meca de su tiranía sin apreciar la maravilla que están viendo y lloriquean ante la victoria de la diversidad cultural, como si hubieran podido evitarlo.

Todos los cuervos del mundo anidan maletín en mano sobre los palacios, otrora gloriosos, esperan a un festín que no va a suceder. Dara igual, cuando devoren hasta los cimientos se comerán los unos a los otros, al menos es un consuelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario