miércoles, 30 de marzo de 2011

Invierno 12



La sala de juicios y audiencias había albergado a muchos grandes hombres, exploradores y magistrados, valerosos alguaciles y generaciones sucesivas de guardias locales.

El edificio era una sola nave, un “Gran Salón” que en tiempos pasados vivió noches de frenesí por el éxito en la caza o la conquista. Ahora contenía el sillón del gobernador, flanqueado por dos estrados semicirculares de seis plazas cada uno, destinados a los ancianos de la ciudad. La recia madera cubierta de barnices oscuros usados en un fiel reflejo de la artesanía local.

El gobernador, los ancianos y una veintena de abotargados soldados ocupaban el área central, transmitiendo tedio y sopor, con un ambiente incomodo acrecentado por la ausencia de conversaciones. Un buen olfato detectaría el miedo apestando aquella atmosfera aparentemente apática.

Las puertas del extremo sur se abrieron violentamente y Dindan apareció arrastrado por su escolta que contenía una pequeña revuelta en la cuesta de entrada al Gran Salón. Le colocaron frente al asiento del gobernante con un estrado de ancianos a cada lado, así daba igual a donde encarase el acusado lo atravesaban miradas y gestos inquisitorios.

Los soldados le dejaron en el centro de la sala, donde los cuchicheos le rodeaban. Se mantenía en pie vagamente, con los miembros colgando como los de una marioneta inanimada y para intranquilizar aún más a los pueblerinos, los observaba con la cabeza ladeada en una de sus habituales poses dementes.

El gobernador silenció los murmullos que recorrían el salón con un golpe de su puño sobre el reposabrazos de su sillón.

- ¡Callad! ¡Silencio! - rugió – No quiero gimoteos propios de ancianas en un día como este. Hoy tenemos la oportunidad de juzgar a un criminal celebre, al que creíamos en las garras de la muerte. El asesino de un héroe, con el peor delito de sangre en su conciencia, el parricidio. Si las pruebas lo permiten hoy condenaremos a este infame a morir en la horca.

Estas últimas palabras las expelió fuera de su boca acompañadas de un buen número de salivazos.

1 comentario:

  1. Juas, ha sido comentarte lo de invierno y aqui esta mi entrega monoyonki :D
    Genial

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