
Navegamos por aguas oscuras agrupados como podemos. Recorremos la distancia necesaria. Por la emoción se aprietan puños y dientes.
El campo de batalla ve disiparse la bruma de la mañana. Sea en un bar, la calle o en un salón plantamos cara.
Chocan las divisiones de nuestros ejércitos y en el fragor de la lucha nos damos cuenta de lo iguales que somos a nuestros oponentes. Sólo los supervivientes llegan a saber que todo ha sido un error.
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